ARTERIOESCLEROSIS. Endurecimiento de ARTERIAS

La arterioesclerosis es una enfermedad crónica que afecta a las arterias, los vasos sanguíneos que transportan la sangre desde el corazón hacia el resto del cuerpo. Se caracteriza por el engrosamiento y endurecimiento de las paredes arteriales debido al depósito de sustancias grasas, calcio y otras sustancias.

7/1/20232 min read

La arterioesclerosis es una enfermedad crónica que afecta las arterias, los vasos sanguíneos encargados de transportar la sangre oxigenada desde el corazón hacia los diferentes tejidos y órganos del cuerpo. Se caracteriza por un endurecimiento y estrechamiento de las paredes arteriales debido a la acumulación de placas de colesterol, calcio y otras sustancias.

Este proceso patológico comienza con el daño en el revestimiento interno de las arterias, que puede ser causado por factores como la hipertensión arterial, el tabaquismo, la diabetes, el colesterol alto, la obesidad y el sedentarismo. La lesión del endotelio arterial provoca la migración de células inflamatorias, como los macrófagos, al sitio de la lesión.

Estas células inflamatorias comienzan a acumular colesterol y otras grasas, formando depósitos conocidos como placas ateroscleróticas. Con el tiempo, estas placas pueden crecer y estrechar la luz arterial, reduciendo el flujo sanguíneo y limitando la entrega de oxígeno y nutrientes a los tejidos.

La arterioesclerosis puede afectar cualquier arteria del cuerpo, incluyendo las arterias coronarias del corazón, las arterias cerebrales, las arterias periféricas de las extremidades y las arterias renales. Dependiendo de la ubicación y la gravedad de la obstrucción, la enfermedad puede manifestarse de diferentes maneras.

La falta de flujo sanguíneo adecuado en las arterias coronarias puede conducir a la angina de pecho o incluso a un infarto de miocardio. Si las arterias cerebrales se ven afectadas, puede haber un riesgo de accidente cerebrovascular o ictus. En las arterias periféricas, la arterioesclerosis puede provocar claudicación intermitente, una condición en la cual el flujo sanguíneo insuficiente causa dolor y dificultad al caminar. Además, la enfermedad puede contribuir al desarrollo de aneurismas, que son dilataciones y debilitamientos de las paredes arteriales.

El diagnóstico de la arterioesclerosis se basa en la evaluación clínica, los antecedentes médicos y una serie de pruebas complementarias. Estas pruebas pueden incluir análisis de sangre para medir los niveles de lípidos y evaluar la función renal y hepática, así como pruebas de imagen como la ecografía Doppler, la angiografía por tomografía computarizada (CTA) o la angiografía por resonancia magnética (MRA).

La prevención de la arterioesclerosis se basa en la adopción de un estilo de vida saludable. Esto implica mantener una dieta equilibrada, baja en grasas saturadas y colesterol, realizar actividad física regularmente, dejar de fumar, controlar la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre, y mantener un peso saludable. Además, se pueden prescribir medicamentos como estatinas para controlar el colesterol y antihipertensivos para controlar la presión arterial.

En conclusión, la arterioesclerosis es una enfermedad crónica que se caracteriza por el endurecimiento y estrechamiento de las arterias debido a la formación de placas ateroscleróticas. Esta condición puede afectar el flujo sanguíneo a diferentes órganos y tejidos, lo que aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares como angina de pecho, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular. Adoptar un estilo de vida saludable y realizar un seguimiento médico regular son fundamentales para prevenir y controlar la arterioesclerosis. Si presentas síntomas o factores de riesgo, te recomiendo que consultes a un médico para una evaluación adecuada y un plan de tratamiento personalizado.

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